Lejos está de obedecer al “amor al prójimo”, sino más bien a minimizar daños colaterales. La cantidad de detenidos atenta contra el aislamiento y los presos corren riesgo de contagio; pero no solo ellos, sino también los penitenciarios, los médicos, enfermeros y una parte del personal de los penales.
Esto a su vez, genera un importante ausentismo del personal, con el concomitante peligro de la falta de control intramuros. Y además, las prisiones son focos de infección para las poblaciones en las que están insertas: son muchísimas las personas –trabajadores, proveedores y familiares–que entran y salen cada día de un penal.
Página12 relevó la cantidad de presos que algunos países liberaron:
- Irán: 85.000
- Turquía: 45.000
- Indonesia: 30.000
- Brasil: 30.000
- Francia: más de 20.000
- Reino Unido: 4.000
- España: 8.000
Fuente: Página 12